Cuando
los/las logopedas trabajamos con estudiantes de Secundaria y Bachillerato,
podemos dirigir nuestra ayuda hacia temas de la vida real, tanto para abordar
las habilidades
académicas como para mejorar las interacciones sociales. En estas edades, los chicos y chicas se sienten más a
gusto en las sesiones al reconocer las áreas que necesitan algún refuerzo
específico, y agradecen que se les ayude a identificar estrategias que
funcionen mejor para ellos.
Trabajar con estos estudiantes más mayores y
con adultos jóvenes nos brinda, a los/las logopedas, la oportunidad de
colaborar con ellos para que mejoren su participación de la comunidad y las
habilidades laborales. Esto hace que su actitud hacia la terapia cambie y se
torne activa. Podemos percibir esta evolución en incluso los estudiantes
que antes carecían de interés por las actividades centradas en estas
habilidades.